Vistas de página en total

viernes, 30 de noviembre de 2012

El consumismo y su impacto sobre el medio ambiente: una visión más compleja de la actividad económica y sus implicaciones sociales


http://www.creadess.org/index.php/informate/sostenibilidad-socio-ambiental/consumo-responsable/17991-la-cultura-del-consumo-y-su-impacto-negativo-en-el-ambiente-en-que-vivimos


La cultura del consumo y su impacto negativo en el ambiente en que vivimos


El vídeo explica las cinco partes del proceso productivo: extracción, producción, distribución, consumo y disposición de desechos. Su autora asegura que éste modelo, extraído de las teorías de la economía de los materiales, está equivocado por tener una disposición lineal y por no tomar en cuenta s interacción con el mundo real. Es decir: las personas, los recursos naturales y el impacto de los desechos finales en ambos.
Lo que me resulta realmente interesante de este maravilloso material es la motivación que nos lleva a esta carrera autodestructiva: el consumo.
La economía del capital está basada en el consumo, fue diseñada así por los economistas modernos para mantener los medios de producción activos y así mantener la economía en movimiento.
En este video conocí dos conceptos totalmente desconocidos por mí hasta el momento: la obsolescencia planificada y la obsolescencia percibida, dos conceptos creados en EE.UU. después de la segunda guerra mundial para reactivar la economía. Es el momento en el que el consumo se convierte en la nueva religión.
Estas son las definiciones de ambos conceptos según Wikipedia:
Obsolescencia percibida: cuando crean un producto con un cierto aspecto, y más adelante se vende exactamente el mismo producto cambiando tan solo el diseño del mismo. Esto es muy evidente en la ropa, cuando un año están de moda los colores claros, y al siguiente los oscuros, para que el comprador se sienta movido a cambiar su ropa perfectamente útil y así ganar más dinero.
Obsolescencia planificada: cuando, a la hora de crear un producto, se estudia cual es el tiempo óptimo para que el producto deje de funcionar correctamente y necesite reparaciones o su substitución sin que el consumidor pierda confianza en la marca, y se implementa dicha obsolescencia en la fabricación del mismo para que tenga lugar y se gane así más dinero.
Wikipedia añade un tercero que no está incluido en el video:
Obsolescencia de especulación: cuando éste comercializa productos incompletos o de menores prestaciones a bajo precio con el propósito de afianzarse en el mercado ofreciendo con posterioridad el producto mejorado que bien pudo comercializar desde un principio, con la ventaja añadida de que el consumidor se lleva la falsa imagen de empresa dinámica e innovadora.
En los tres casos el objetivo es que tiremos las cosas aunque aún sean útiles para que compremos otras “mejoradas” en su aspecto o funcionalidad y de esta manera producir más dinero, sin tomar en cuenta el consumo indiscriminado de los recursos naturales a una velocidad en la que es casi imposible su auto-regeneración.
Esta práctica además multiplica exponencialmente la cantidad de desechos (basura) que se vierte al medio ambiente, especialmente de tectología que se convierte en inservible de un período a otro y que, debido a la poca o ninguna cultura de reciclaje, termina acumulándose y contaminando el ambiente.
Podemos concluir entonces que la cultura de consumo produce al menos dos productos perjudiciales para la vida en el planeta: la reducción acelerada y peligrosa de una gran parte de los recursos naturales y la contaminación parcial o total del resto. En otras palabras, los bienes que encontramos en el planeta y que mantienen en equilibrio la vida (bosques, ríos, aire, etc.) son gradualmente eliminados o convertidos en inservibles debido a prácticas cuyo único objetivo es producir dinero.
Esto es un gran contrasentido que hemos transferido el valor de los recursos naturales, el trabajo del hombre y los productos que resultan del mismo al dinero al punto que su búsqueda destruye los bienes que representa.
En la última parte del video “historia de las cosas” hay una explicación muy sencilla pero impactante de cómo entramos sin darnos cuenta en este “ciclo asesino del consumo” que usa nuestras carencias afectivas y los medios de comunicación como armas en nuestra contra.
Al llegar de un trabajo que nos explota, nos enferma y nos agota, nos sentamos a engordar frente al televisor que nos hace sentir mal por cómo nos vemos, por lo que usamos o comemos. Esto nos deprime y nos lleva a llenar este vacío con cosas que compramos y luego tiramos cuando volvemos a sentirnos mal según la TV.
La cultura del consumo
Es así cómo la dignidad del ser humano y el valor de la naturaleza se reduce al ciclo del consumo que nos convence de que ni una ni la otra cosa son más importantes que las cosas y el dinero, lo cual es una gran mentira que nos está matando lentamente, nos enferma y hace a los pobres más pobres no porque les falte el dinero, sino porque les estamos arrebatando la vida.
Pero el mensaje no se queda en sólo una denuncia, también plantea alternativas y nos invita a apoyar las propuestas que promueven un estilo diferente de vida e inclusive gobiernos (estado) que sean del pueblo y para el pueblo. Nos invita a unirnos en la consecución de una sociedad libre de contaminación y equilibrada con el medio ambiente.
Yo sólo agregaría una cosa: el cambio comienza por nosotros mismos como individuos, en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestros barrios, debemos dejar de rendir culto al dios del consumo y valorar más la vida con nuevas prácticas y actitudes que debemos enseñar a los más pequeños para que aprendan a valorar lo realmente valioso. No lo dejemos para después, iniciemos ahora mismo cambiando nuestros hábitos de consumo y nuestras prácticas de manejo de desechos para proteger el planeta y así asegurarlo para nosotros mismos y las próximas generaciones.