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viernes, 10 de julio de 2015

El costo de oportunidad


http://imco.org.mx/politica_buen_gobierno/costo-de-oportunidad/

Costo de oportunidad

Autor: Roberto Newell Garcia
Roberto Newell
Roberto Newell | @RobertoNewell
Uno de los conceptos más importantes en economía es costo de oportunidad. Existen costos de oportunidad cuando hay uno o más usos alternativos para un recurso. Por ejemplo, si decido usar mi tiempo disponible de esta tarde viendo una película en la tele en vez de leer un libro, el costo de oportunidad del tiempo invertido viendo esa película es el valor imputable a la lectura del libro.
Toda vez que alguien decide dar un uso específico a un recurso fungible como el dinero o el tiempo, se asume un costo de oportunidad. A veces, el costo es fácil de cuantificar. En el ejemplo anterior, si en vez de ver una película en la tele hubiera empleado mi tiempo en una actividad remunerada, el costo de oportunidad del tiempo viendo tele habrían sido los ingresos no percibidos. Pero, a veces el costo de oportunidad es más difícil de estimar. Por ejemplo, si el único uso alternativo del tiempo dedicado a la tele era leer un libro, para estimar el costo de oportunidad incurrido se tendría que saber cuánto estaría dispuesto a pagar por la oportunidad de leer el libro en cuestión y ese valor sería sólo una aproximación inexacta, puesto que no habría una prueba empírica de mercado que permitiera confirmar la valuación. Pero en cualquiera de los casos arriba mencionados habría un costo de oportunidad igual al mejor uso alternativo del tiempo disponible. En suma, there ain’t no such thing as a free lunch.
Todas las decisiones de consumo y producción económica implican costos de oportunidad, independientemente de si son decisiones individuales o colectivas. Es por ello que está prohibido a los funcionarios de gobierno disponer de los recursos públicos libremente, puesto que tales recursos no son de ellos, sino de los ciudadanos, quienes han facultado al Gobierno federal a gastar esos recursos en usos específicos que reflejan sus preferencias. Consecuentemente, cualquier vez que un funcionario de gobierno se toma la atribución de desviar recursos públicos del uso que estaba dispuesto en el presupuesto federal y en las leyes, la sociedad incurre en un costo de oportunidad sin su consentimiento previo. Tales desviaciones son consideradas fallas administrativas graves y están penadas legalmente.
Los recursos públicos no son para que los funcionarios de gobierno dispongan de ellos como si fueran propios. Esto lo sabe cualquier funcionario que asume una responsabilidad gubernamental significativa y, si no lo sabe, no debería de estar en el cargo. Por ello, es inaceptable que los Secretarios de Gobernación y Educación hayan autorizado pagar la nómina correspondiente a los días de paro ilegal de la Sección 22. Por la misma razón, también es inexplicable e inaceptable que el Secretario de Hacienda haya estado dispuesto a acatar tal instrucción, puesto que tal pago evidentemente violaba la letra y el espíritu de las leyes fiscales y educativas del País. Los funcionarios en cuestión actuaron como si los recursos fueran propios, pero no lo son. Si un funcionario menor de gobierno hubiera asumido tal atribución, habría sido despedido inmediatamente y habría sido inhabilitado para ocupar cargos de gobierno.
El costo de oportunidad de esta decisión no fue pequeño. La quincena que indebidamente pagó el Gobierno a la CNTE costó alrededor de 350 millones de pesos. Con esos recursos se podría haber cubierto todo el hueco que tienen las finanzas del Hospital General de México después de los recortes presupuestales que sufrió en el PEF de este año. Con ese dinero, el Hospital General habría podido atender las necesidades de salud de varios cientos de personas pobres más que no tienen ninguna otra alternativa para satisfacer sus necesidades de salud. Esos recursos se podrían haber usado para salvar vidas que no pudieron salvar por falta de recursos.
Cuando los mexicanos elegimos el Gobierno actual le dimos un mandato que estaba acotado por la Constitución y las leyes del País. No los autorizamos para que usaran nuestro dinero en negociaciones políticas caprichosas y menos aun para que graciosamente regalaran esos recursos públicos a grupos de presión que chantajean y agreden a los ciudadanos.
Tener un gobierno que toma malas decisiones también tiene costo de oportunidad. Estos costos están aumentando y ofenden la sensibilidad de los mexicanos que esperamos algo más de las personas que gobiernan al País.
Publicado por Reforma
25-06-2015