Bolsean a los automovilistas con la gasolina
Aval a Uber y Cabify
Chapulinismo
Enrique Galván Ochoa
E
n muchos países con la caída del precio del petróleo bajó el precio de la gasolina: es lo justo. En México no. Aquí simplemente cesaron los aumentos mensuales. El gobierno está haciendo un negocio formidable porque importa gasolina barata y la vende cara. En los primeros cuatro meses del año pasado, cuando todavía no bajaba el precio del petróleo,
le costó11 mil 32 millones de pesos importar gasolina; en cambio, este año está obteniendo una ganancia de 78 mil 680 millones de pesos, según revela un estudio del investigador Fernando Ramones Fernández, del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Ante la caída del precio del crudo internacional y consecuentemente la disminución del precio de las gasolinas de referencia que adquiere Pemex, el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) federal recaudado por litro de gasolina ha pasado de ser un gasto fiscal a un ingreso del gobierno, dice Ramones. El precio final de venta al público está integrado por el valor de la gasolina, el IEPS federal, el margen comercial a clientes de Pemex, el IEPS por combustibles fósiles, el impuesto al valor agregado, mermas del precio público y la cuota de IEPS estatal. ¡Ufff!
El investigador plantea que ante la apertura comercial de las gasolinas que se dará en 2018, cabe la interrogante de
cómo se recaudará el IEPS de gasolinas y diésel cuando el precio esté determinado por las condiciones del mercado internacional y no por disposiciones oficiales del gobierno federal. Adelanta que el gravamen deberá rediseñarse en función a las fluctuaciones del mercado y considerando los compromisos establecidos en la Estrategia Nacional de Cambio Climático y el Programa Nacional de Infraestructura.
Aval a Uber y Cabify
El pleno de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) emitió una opinión dirigida al jefe de Gobierno del Distrito Federal, los gobernadores de los estados y las legislaturas locales, sobre el impacto de servicios como Uber y Cabify, también conocidos como empresas de redes de transporte (ERT) en el proceso de competencia y libre concurrencia. Para la comisión, las ERT permiten conocer la identidad del conductor y los datos del vehículo previo al abordaje; planificar automáticamente la ruta, lo que elimina la posibilidad de que los conductores se desvíen de ésta; arrojar una tarifa dinámica de acuerdo con condiciones de oferta y demanda, facturar, evaluar a los choferes y conocer la disponibilidad del servicio y los periodos de espera.
Las ERT ofrecen una modalidad de transporte con atributos diferenciados, dice la Cofece, y, por tanto, “se trata de un nuevo producto en el mercado (…) Por su propia naturaleza, ha creado una nueva base de consumidores y generado cierta migración de usuarios de taxis hacia las ERT”.
Por ello, la Cofece
recomienda que se reconozca formalmente, mediante la vía que corresponda, una nueva categoría o modalidad de transporte para la prestación de este servicio innovador que tiene un impacto relevante en la dinámica social. El organismo recomienda un marco normativo que tutele la obligatoriedad de seguros de cobertura amplia, revisión de las capacidades y antecedentes de los conductores, imponer requisitos, como placas especiales o cromáticas, y regular los esquemas tarifarios actualmente determinados por los proveedores.