Noruega y la crisis de mantequilla
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Por: Andrés Gutiérrez.
Hace algunos meses, el Reino de Noruega saltó a la escena mundial por el doble atentado ejecutado por el fundamentalista Anders Behring, que dejara al menos 92 muertos en Oslo, la ciudad capital, y la isla de Utøya. Hoy, de nueva cuenta, el país escandinavo es el centro de atención gracias a una nueva crisis, que si bien no se asemeja al atentado recién mencionado, sí acaparó (y continúa acaparando) la atención de la población de esa región: la crisis de la mantequilla.
La acentuada escasez de este derivado lácteo, elaborado principalmente a partir de leche, aceites y agua, fue alertada desde la segunda semana de octubre por ganaderos de este país, reportó la agencia NRK. Dicha escasez, señalaron, radica en la insuficiente producción de leche de los últimos meses, que a su vez ha sido provocada por la incesante precipitación que ha afectado a este Reino; intuitivamente, ante el exceso de lluvias, la calidad y cantidad del forraje que sirve de alimento para el ganado vacuno se ven afectadas, lo que repercute directamente en “la productividad” de estos animales. Esta sucesión de hechos y su interacción con otras variables fueron el detonante de esta situación que, quizá, en cualquier otra época del año no hubiera llegado al grado de crisis; la temporada navideña se caracteriza por la preparación de guisos y postres (sobretodo) que requieren, por lo general, de cantidades considerables de mantequilla, llevando a un aumento de la demanda de ésta durante estas fechas.
Ante esta situación, TINE, principal fabricante de productos lácteos en Noruega y único productor de mantequilla en el Reino, declaró que semejante carencia se debía también a un ajuste gradual en la dieta de la población, minimizando la responsabilidad de la compañía y dejando en evidencia las fallas en su planeación estratégica y capacidad de contingencia ante condiciones climáticas adversas. Aunque tal justificación se encuentra lejos de ser falsa, no merece la ponderación que Hanne Refsholt, director general de TINE, trató de atribuirle en su réplica. Según The Foreigner, recientemente se ha agudizado la tendencia en los hogares noruegos a cocinar con productos frescos, lo que en este caso implica la sustitución de aceite por mantequilla cuando el platillo lo permite. Sin embargo, como recién se mencionó, esta transición de preferencias no puede ser vista como responsable de lo acontecido. Teniendo conocimiento de la contracción en la producción de leche en aproximadamente 25 millones de litros, la racionalidad apunta a TINE y su absurda inoperancia como el único causante de esta crisis.
Luego de aceptar que el contexto actual no permite superar la producción de 4,600 barras de mantequilla por hora, nivel inferior a la demanda de la temporada, Elisabeth Morthen, quien funge como directora ejecutiva de TINE, aseguró que la compañía ya está reorientando el uso de los insumos para aumentar la producción de mantequilla, al tiempo que se disminuye la de quesos. Aseveró también que dicha medida es insuficiente, lo que revela la incapacidad de la compañía de importar los volúmenes de este producto necesarios para satisfacer la demanda interna, enviando un llamado implícito a reducir, para casos excepcionales como éste, las elevadas tarifas de importación (import duties) que caracterizan al país nórdico. Lo anterior, sería concedido por el gobierno de forma interesante e inteligente: no se redujeron las tarifas de importación de mantequilla, pero sí las de la leche, permitiendo así la producción de mantequilla en suelo noruego con leche importada. Dicha modificación se espera esté vigente a partir del día 15 de este mes.
El mínimo en el que se encuentra la cantidad ofertada de mantequilla en el mercado noruego ha sido aprovechado por algunos vendedores quienes, empleando algunos sitios locales de subastas vía internet para racionar las cantidades de esta sustancia alevosamente, han tasado en casi 2,700 coronas o 465 dólares la libra de mantequilla, precio más de 30 veces superior al normal. Buscando menguar esta situación y la satisfacción de algunos intereses propios, la también fabricante de lácteos Synnøve Finden importó 300 toneladas de mantequilla de origen belga, con lo que puede esperarse una fugaz disminución del precio de la misma y un fuerte posicionamiento temporal de esta marca; el arribo del primer embarque desde Bélgica estaba pactado para el sábado 10 de diciembre.
El desenvolvimiento de este mercado, del que se espera vuelva a la normalidad hasta finales de enero, obliga a recordar las desventajas de la existencia de un monopolio en una economía, así como también los efectos de la escasez crónica de un bien. Aunque este suceso puede no tener consecuencias catastróficas para TINE, de quien no puede entenderse su comportamiento teniendo 83 años en el mercado y más de 5,500 empleados, mínimo traerá consigo una sanción para ésta y, en el mediano plazo, el intento de incursión de pequeñas compañías domésticas en la producción y distribución de mantequilla. Al respecto, la Norwegian Competition Authority (NCA) nada ha declarado y su única revisión vigente concerniente a TINE lleva siete años en ejecución.
Sin duda, es difícil digerir el hecho de que una compañía primermundista pueda incurrir en semejante lectura del mercado; la posibilidad de que esto haya sido un comportamiento desleal y/o negligente (riesgo moral) puede descartarse de tajo, ya que la reducción en el ingreso total y popularidad que padecerá TINE no pueden ser parte de la planeación anual de una empresa, cual sea su tamaño, para la época decembrina. Destacable también es, en contraste, la oportuna intervención del gobierno al reducir las tarifas a la importación de leche para potenciar la producción de mantequilla en la fase final del año dentro de Noruega, país ampliamente reconocido por sus elevados estándares de desarrollo humano, seguridad pública y ahora, también por su mantequilla.
Hace algunos meses, el Reino de Noruega saltó a la escena mundial por el doble atentado ejecutado por el fundamentalista Anders Behring, que dejara al menos 92 muertos en Oslo, la ciudad capital, y la isla de Utøya. Hoy, de nueva cuenta, el país escandinavo es el centro de atención gracias a una nueva crisis, que si bien no se asemeja al atentado recién mencionado, sí acaparó (y continúa acaparando) la atención de la población de esa región: la crisis de la mantequilla.
La acentuada escasez de este derivado lácteo, elaborado principalmente a partir de leche, aceites y agua, fue alertada desde la segunda semana de octubre por ganaderos de este país, reportó la agencia NRK. Dicha escasez, señalaron, radica en la insuficiente producción de leche de los últimos meses, que a su vez ha sido provocada por la incesante precipitación que ha afectado a este Reino; intuitivamente, ante el exceso de lluvias, la calidad y cantidad del forraje que sirve de alimento para el ganado vacuno se ven afectadas, lo que repercute directamente en “la productividad” de estos animales. Esta sucesión de hechos y su interacción con otras variables fueron el detonante de esta situación que, quizá, en cualquier otra época del año no hubiera llegado al grado de crisis; la temporada navideña se caracteriza por la preparación de guisos y postres (sobretodo) que requieren, por lo general, de cantidades considerables de mantequilla, llevando a un aumento de la demanda de ésta durante estas fechas.
Ante esta situación, TINE, principal fabricante de productos lácteos en Noruega y único productor de mantequilla en el Reino, declaró que semejante carencia se debía también a un ajuste gradual en la dieta de la población, minimizando la responsabilidad de la compañía y dejando en evidencia las fallas en su planeación estratégica y capacidad de contingencia ante condiciones climáticas adversas. Aunque tal justificación se encuentra lejos de ser falsa, no merece la ponderación que Hanne Refsholt, director general de TINE, trató de atribuirle en su réplica. Según The Foreigner, recientemente se ha agudizado la tendencia en los hogares noruegos a cocinar con productos frescos, lo que en este caso implica la sustitución de aceite por mantequilla cuando el platillo lo permite. Sin embargo, como recién se mencionó, esta transición de preferencias no puede ser vista como responsable de lo acontecido. Teniendo conocimiento de la contracción en la producción de leche en aproximadamente 25 millones de litros, la racionalidad apunta a TINE y su absurda inoperancia como el único causante de esta crisis.
Luego de aceptar que el contexto actual no permite superar la producción de 4,600 barras de mantequilla por hora, nivel inferior a la demanda de la temporada, Elisabeth Morthen, quien funge como directora ejecutiva de TINE, aseguró que la compañía ya está reorientando el uso de los insumos para aumentar la producción de mantequilla, al tiempo que se disminuye la de quesos. Aseveró también que dicha medida es insuficiente, lo que revela la incapacidad de la compañía de importar los volúmenes de este producto necesarios para satisfacer la demanda interna, enviando un llamado implícito a reducir, para casos excepcionales como éste, las elevadas tarifas de importación (import duties) que caracterizan al país nórdico. Lo anterior, sería concedido por el gobierno de forma interesante e inteligente: no se redujeron las tarifas de importación de mantequilla, pero sí las de la leche, permitiendo así la producción de mantequilla en suelo noruego con leche importada. Dicha modificación se espera esté vigente a partir del día 15 de este mes.
El mínimo en el que se encuentra la cantidad ofertada de mantequilla en el mercado noruego ha sido aprovechado por algunos vendedores quienes, empleando algunos sitios locales de subastas vía internet para racionar las cantidades de esta sustancia alevosamente, han tasado en casi 2,700 coronas o 465 dólares la libra de mantequilla, precio más de 30 veces superior al normal. Buscando menguar esta situación y la satisfacción de algunos intereses propios, la también fabricante de lácteos Synnøve Finden importó 300 toneladas de mantequilla de origen belga, con lo que puede esperarse una fugaz disminución del precio de la misma y un fuerte posicionamiento temporal de esta marca; el arribo del primer embarque desde Bélgica estaba pactado para el sábado 10 de diciembre.
El desenvolvimiento de este mercado, del que se espera vuelva a la normalidad hasta finales de enero, obliga a recordar las desventajas de la existencia de un monopolio en una economía, así como también los efectos de la escasez crónica de un bien. Aunque este suceso puede no tener consecuencias catastróficas para TINE, de quien no puede entenderse su comportamiento teniendo 83 años en el mercado y más de 5,500 empleados, mínimo traerá consigo una sanción para ésta y, en el mediano plazo, el intento de incursión de pequeñas compañías domésticas en la producción y distribución de mantequilla. Al respecto, la Norwegian Competition Authority (NCA) nada ha declarado y su única revisión vigente concerniente a TINE lleva siete años en ejecución.
Sin duda, es difícil digerir el hecho de que una compañía primermundista pueda incurrir en semejante lectura del mercado; la posibilidad de que esto haya sido un comportamiento desleal y/o negligente (riesgo moral) puede descartarse de tajo, ya que la reducción en el ingreso total y popularidad que padecerá TINE no pueden ser parte de la planeación anual de una empresa, cual sea su tamaño, para la época decembrina. Destacable también es, en contraste, la oportuna intervención del gobierno al reducir las tarifas a la importación de leche para potenciar la producción de mantequilla en la fase final del año dentro de Noruega, país ampliamente reconocido por sus elevados estándares de desarrollo humano, seguridad pública y ahora, también por su mantequilla.