La “telebasura” que divorció a Slim y Azcárraga
“Ustedes están haciendo telebasura. Así no van los contenidos”, les reprochó Carlos Slim a Emilio Azcárraga Jean y a sus tres principales colaboradores en una reunión efectuada el 3 de febrero de 2006 en Valle de Bravo, Estado de México.
Los jóvenes ejecutivos de Televisa –Los Cuatro Fantásticos, como les gusta hacerse llamar– se ofendieron con su interlocutor, quien en ese tiempo era socio de la empresa en la cual llegó a tener 25% de las acciones de mayor valor a través del Fideicomiso Inbursa, creado en 1999 para facilitar el control de Azcárraga Jean sobre la compañía que heredó de su padre.
“Mire, ingeniero, nosotros ya le pagamos puntualmente el préstamo. Quienes deciden lo que se hace en los contenidos de Televisa somos nosotros”, respondió Azcárraga Jean en presencia de Bernardo Gómez, su amigo y vicepresidente de la empresa; Alfonso de Angoitia, el cerebro de la expansión hacia los servicios de telecomunicaciones, y José Bastón, el responsable de los contenidos.
En ese momento, la alianza entre el magnate y los jóvenes que tomaron el control de Televisa se rompió. Slim llegó a tener 49% de las acciones de Cablevisión, la mayor empresa de televisión por cable del consorcio, y disminuyó su presencia hasta menos de 2%. Cuando fue socio de Televisa, nadie criticaba que Telmex participara en una empresa de televisión restringida.
En vísperas del inicio del sexenio calderonista, el 3 de octubre de 2006, el gobierno de Vicente Fox promulgó el Acuerdo de Convergencia, enfocado a la promoción del mercado del triple play, es decir, la convergencia de los servicios de telefonía fija, televisión restringida e internet. El acuerdo pretendía compensar a Slim después de que el consorcio de Azcárraga Jean fuera beneficiado en la polémica Ley Televisa, aprobada en marzo de ese año.
A Telmex se le impusieron tres condiciones para que pudiera comenzar a dar servicios de triple play y cambiar su título de concesión que originalmente le prohibió dar servicios de televisión y audio abiertos y restringidos. Las tres obligaban a Telmex a firmar convenios de interconexión, interoperabilidad y portabilidad numéricas con los operadores de televisión por cable y sus otros competidores en telefonía.
Sin embargo, en el gobierno de Felipe Calderón el Acuerdo de Convergencia se invalidó. La Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) emitió el Plan Técnico Fundamental de Interconexión e Interoperabilidad para bloquear el ingreso del gigante de la telefonía al mercado de televisión restringida.
A cambio de forzar a Telmex para que compartiera sus servicios e infraestructura y reducir las áreas de servicio local (ASL), a Televisa se le dieron facilidades en el gobierno de Calderón para avanzar en su plan de expansión hacia las telecomunicaciones.
En ese mismo sexenio, Grupo Televisa adquirió Cablemás y TVI, que se sumaron a su filial Cablevisión. Ganó las licitaciones de la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Licitación 21 para ingresar al mercado de telefonía móvil en sociedad con Nextel. Esta sociedad se deshizo después, ante el anuncio de la fusión de Grupo Televisa y Grupo Salinas, de su presunto competidor Ricardo Salinas Pliego, para adquirir Grupo Iusacell.
La Comisión Federal de Competencia autorizó la fusión de Televisa y Iusacell en junio de 2012, un mes antes de la elección presidencial. Las presiones del presidente saliente, Felipe Calderón, fueron claras y explícitas para otorgarle un privilegio más a la compañía de Azcárraga Jean.
La única competencia real que tuvo Grupo Televisa en el sector de televisión restringida fue el inicio de Grupo Dish
–sociedad de MVS con EchoStar y Telmex– para ofrecer servicios de televisión vía satelital. Grupo Dish tuvo que lidiar con una intensa campaña en contra, litigios jurídicos y presiones que desembocaron en el polémico “rescate” del espectro de la banda 2.5 Ghz, concesionados a MVS.
–sociedad de MVS con EchoStar y Telmex– para ofrecer servicios de televisión vía satelital. Grupo Dish tuvo que lidiar con una intensa campaña en contra, litigios jurídicos y presiones que desembocaron en el polémico “rescate” del espectro de la banda 2.5 Ghz, concesionados a MVS.
La concentración
En estos últimos 10 años el mercado de la televisión restringida se convirtió en uno de los más importantes y comenzó a desplazar en importancia a la televisión abierta. Fue el único sector de telecomunicaciones que tuvo un crecimiento sostenido de dos dígitos y se ha convertido en la plataforma ideal para los servicios convergentes de triple y cuádruple play.
Todavía en el cuarto trimestre de 2013, la televisión de paga creció 13.4%. El de mayor crecimiento fue la televisión por cable, que registró un incremento de 15.9%, de acuerdo con los indicadores del IFT.
En contraste, el servicio de televisión abierta registró un estancamiento y los servicios de telefonía móvil se incrementaron 5.6%; la telefonía fija apenas tuvo un aumento de 1.9% durante el mismo periodo.
“O nos vendes o te vamos a fregar”, fue la amenaza que recibió en marzo de 2011 Jorge Vielma, propietario de Comunicable, para que vendiera el 50% restante de su empresa que opera en varias ciudades de Tamaulipas (Proceso 1793). Las presiones provenían de ejecutivos de Televisión Internacional (TVI), filial de Grupo Televisa, a través de una subsidiaria denominada Telum, según la denuncia presentada por la Asociación de Redes de Telecomunicaciones por Cable en México.
Estas y otras concentraciones de Televisa se realizaron durante todo el sexenio de Calderón con métodos poco ortodoxos para acelerar la expansión en este sector. El objetivo no sólo era ganarle a Telmex ante la posibilidad de que ingresara a este mercado, sino lograr el control casi absoluto de la Productora y Comercializadora de Televisión (PCTV), una compañía formada por cableros para negociar los paquetes de contenidos.
Al ir adquiriendo la mayoría de las grandes empresas de televisión por cable que formaron PCTV, Televisa pasó a tener la mayoría del control de las decisiones. En 2013 las resistencias crecieron por el interés de adquirir Cablecom, Gruo Hevi –de la familia Vielma Valdivia– y absorber Megacable, de Enrique Yamuni.
Con Megacable, vinculada también al exgobernador de Sonora Eduardo Bours, Televisa se asoció a mediados del sexenio pasado para formar el cártel de servicios de triple play conocido como YOO. También instituyeron un consorcio con la empresa española Telefónica para adquirir las dos fibras ópticas de la CFE que licitó el gobierno de Calderón.
En febrero de 2014, el recién estrenado IFT sancionó con 42.3 millones de pesos a empresas filiales de Grupo Televisa y Megacable por “prácticas monopólicas” en los mercados de producción, distribución y comercialización de triple play.
El IFT le ordenó a Televisa y a Megacable la supresión de la práctica monopólica, pero la sanción fue mayor para la empresa de Yamuni. El IFT le impuso 33 millones de multa, frente a 8.7 millones para Cablevisión, de Televisa.
En paralelo, Televisa continuó con su expansión. Desde agosto de 2013 informó a la Bolsa Mexicana de Valores su interés en adquirir Cablecom, la cuarta empresa en importancia en televisión restringida (Televisa, 56.2%; MVS, 14.8%; Megacable, 13.5%, y Cablecom, 6.3%). Para marzo de 2014, cuando se dio a conocer la iniciativa del Ejecutivo federal, Cablecom ya había aumentado a una cuota de 8.2% del mercado, según la información del IFT.
Con el anuncio de América Móvil de desincorporar sus activos para tener menos de 50% de los servicios de telecomunicaciones, Slim podrá ingresar a la televisión de paga. El equilibrio puede cambiar radicalmente. Para los especialistas del sector, este servicio adquiere una mayor importancia y las empresas en venta un valor más alto.